lunes, 4 de febrero de 2013

Lucifer (Mea Verum Originem)

Han pasado miles de años desde aquel entonces, donde solía ser luz, esperanza y salvación. El mundo lo sentía perfecto, a mis ojos y a mis pies realmente lo era, pero  todo cambió esa noche, en la que en sus ojos vi un paraíso cargado de frenesí, sus labios dibujaron en mi cuerpo un camino en dirección contraria a la que por mucho tiempo había transitado, y decidí renunciar a mi naturaleza. Lilith y su amor umbrío, como boca de lobo me sedujeron condenándome al destierro.

Una vez ocurrió esto, fui parte de este mundo material, viviría eternamente pero en la oscuridad y desde ese momento sólo he visto siglos de decadencia y un dolor que juega con mi supervivencia.  Recuerdo mis alas y la nostalgia inunda mi soledad,  el tiempo y la vida no perdonan y ahora sólo me abraza un taciturno silencio, un error que jamás he podido convertir en acierto.

También recuerdo cuando las manos de la luna acariciaban mi alma, la lluvia era tranquilidad y el miedo aprendizaje y sabiduría, la oscuridad no existía y el fuego de mi canto que evocaba pasión y alabanza no significaba el infierno, pero ahora mis labios besan cada noche un lamento, entendiendo que todos nosotros somos las decisiones que tomemos.

Yo renuncié a vivir en un paraíso perenne por tan poco y tan fugaz.  Veo a quienes viven derredor a mi dolor que es la humanidad, son la última canción pero se dedican a jugar con la muerte y no se dan cuenta que de sus acciones depende el futuro, uno en donde el sol tal vez, quizás dejará de palpitar.

Ahora mis temores aguardan en aquella esquina de Ámsterdam, esperando el momento para destruirme, para recordarme lo frágil que soy, sin embargo dejando a un lado mi realidad fatalista y deplorable, hay algo que no he dejado de sentir y es que encuentro un punto de coincidencia entre el Olimpo en el que viví y el pecado que cometí; el primero es un santuario de amor y mi error yo lo cometí por ese mismo sentimiento… amor, uno diferente y prohibido ante los ojos del Edén, pero amor puro, fuerte, real y cuasi humano.

Veo a Lilith danzar por las calles del pecado gozando de su traición, se aprovecha de su belleza y la maldad reemplaza un par de vacíos con los que aun no ha querido enfrentarse. Yo por mi parte he aprendido a disfrutar de pequeños detalles que antes no eran nada y ahora lo son todo. Tal vez en algún momento, el viento decida soplar a mi favor y se lleve muy lejos esta melancolía que me abraza perdiendo la noción de la noche y el día, que me acongoja y me hace sentir miserable.

A través de los años y la historia he sido convertido en un mito de lujuria, maldad, fuego y perdición, cuando realmente no lo soy. Quiero que entiendan que soy una mala decisión, un arrepentimiento y un gran dolor, y ante tal situación debo asumir el rol de ser un estoico sensato, sintiendo cómo cada día muero una y otra vez. 

En estos tiempos flamantes que todos se han ido a un extremo siendo consientes de lo inconsciente, de situaciones efímeras y hedonistas, pienso que fui el primer castigado pero no el último, y que a mi alrededor sólo siento olvido y desolación, tal y como en este momento se ha de estar sintiendo aquel mismo excelso ser que un día me desterró. 

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